Clientes, proyectos, tarifas y contratos explicados paso a paso para empezar como freelance IT con seguridad y sin improvisar.
Un sistema claro para trabajar como freelance IT: cómo definir tu oferta, cerrar proyectos con alcance, presupuestar sin miedo, cobrar por hitos y construir recurrencia para no depender de “picos” de trabajo.
Si aplicas esto, evitas el caos freelance y empiezas con organización y estructura:
Un freelance es un negocio pequeño. Tu trabajo tiene 3 capas: captar, entregar y cobrar. Si una falla, todo falla.
“Hago de todo” se vende peor. Una oferta clara suena así: “Ayudo a empresas a mejorar X con Y para conseguir Z”. El cliente entiende valor, no tecnología.
Lo rentable es repetir un proceso: briefing → propuesta → hitos → entrega → soporte. Si cada proyecto es inventar desde cero, te quemas y cobras peor.
Cobrar bien no es agresivo: es profesional. Anticipo, vencimientos claros y entregas por hitos. El pago al final suele traer impagos o cambios interminables.
De “empiezo hoy” a “tengo flujo estable” sin improvisar cada semana.
Escoge un servicio principal que puedas entregar con calidad y repetir: desarrollo web, automatización, data/BI, QA, DevOps, ciber, etc. El foco no te limita: te hace vendible.
2-4 casos bastan. Estructura: situación inicial → lo que hiciste → resultado (tiempo, coste, rendimiento, conversión). Si no tienes clientes, crea demos realistas con objetivos claros.
Alcance, entregables, calendario, dependencias del cliente, revisiones, precio, forma de pago, propiedad intelectual y mantenimiento. Plantilla primero; personalización después.
Lo que funciona: constancia + seguimiento. Marca un mínimo realista: 1-2 contenidos/semana, 10-20 contactos cualificados y 1 ronda de follow-up.
Preguntas clave: objetivo, presupuesto, urgencia, decisor, recursos disponibles y qué sería “éxito”. Si no hay claridad, lo normal es que el proyecto se vuelva infinito.
Divide el trabajo en fases: diagnóstico → MVP → mejoras → soporte. Cada hito tiene criterio de aceptación. Esto reduce cambios caóticos y protege tu tiempo.
Lo más sano para un freelance: mantenimiento, optimización mensual, soporte o bolsa de horas. Menos ventas agresivas, más previsión, mejores clientes.
Aquí está la diferencia entre un freelance feliz y un freelance apagafuegos: la estructura del proyecto. Cuando el alcance no está claro, los cambios se acumulan, los plazos se alargan y el precio deja de tener sentido.
Un proyecto freelance bien planteado no depende de la buena voluntad del cliente, sino de un sistema claro: qué se entrega, cuándo se entrega y cómo se valida cada fase. Esto protege tu tiempo, mejora la relación con el cliente y te permite trabajar con previsión en lugar de urgencias constantes.
El alcance no es una frase: es una lista. Lo mínimo que deberías definir:
Evita “entrego todo al final”. Lo habitual en proyectos sanos:
Define una frase simple: “Todo cambio fuera de alcance ajusta precio y plazo”. Y añade un mecanismo: se registra el cambio, se estima, se aprueba y se ejecuta. Sin aprobación, no hay cambio.
No es paranoia: es experiencia. Aquí te ahorras disgustos.
Marca esto y tendrás base real para conseguir proyectos y ejecutarlos bien.
| Área | Qué tener preparado | Estado |
|---|---|---|
| Oferta | 1 frase clara (qué haces, para quién y qué resultado entregas). | ⬜ Hecho |
| Portfolio | 2-4 casos con resultados (no solo lista de tecnologías). | ⬜ Hecho |
| Plantilla de propuesta | Alcance, hitos, revisiones, calendario, pagos y cambios fuera de alcance. | ⬜ Hecho |
| Tarifa mínima | Calculada con horas facturables reales + margen. | ⬜ Hecho |
| Proceso de captación | Rutina semanal (contactos + seguimiento) y guión de mensajes. | ⬜ Hecho |
| Protección | Anticipo/pagos por hitos y regla clara de cambios. | ⬜ Hecho |
| Recurrencia | Opción de mantenimiento o bolsa de horas para estabilizar ingresos. | ⬜ Hecho |
Respuestas rápidas a lo que más frena al empezar.